martes, 22 de abril de 2008

Inside the White Cube, Brian O' Doherty


La historia del arte moderno siempre ha estado acompañada por el espacio, el espacio cambia constantemente, y esto influye en la manera en que percibimos las obras. Ahora se ha llegado a un punto en donde primero se observa el espacio y después la obra.
Es que son los espacios donde se presenta el arte que se han convertido en un punto de partida casi como un santuario, en donde la exposición cobra vida, la obra se convierte en arte, por el tipo de posición de los objetos en la galería, muchos de los objetos o obras puestas en otro escenario tendrían otro concepto pero al ser puestas dentro de estos espacios todo se enfoca hacia el arte.
El espacio esta construido en base a la estética, espacio blanco, limpio, artificial y sin sombras, con un orden y limpieza de sala de operaciones quirúrgicas.
Es el espacio y la percepción de este que ha ido cambiando con los diferentes movimientos, desde los salones en donde todo estaba por todos lados, hasta, la implementación de los marcos que creaban esa separación entre la obra y el espacio, y los murales que utilizan el espacio como parte de la obra.
El espacio se ha convertido de cierta manera en un punto estandarizado, con el arte contemporáneo muchas de las percepciones han cambiado, pero lo clásico siempre será los marcos colgados en la pared, es la pared la fuerza estética que controla la muestra, y las diferentes experimentaciones con el espacio son las que están creando una nueva manera de entender el espacio y la obra.

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