martes, 22 de abril de 2008
The Legacy of Jackson Pollock (1958), Allan Kaprow
Con la reciente muerte del artista Jackson Pollock, Kaprow se cuestiona la muerte de uno de los artistas mar reconocidos de Estados Unidos, así como el camino que tomara el arte.
Pollock en su obra empleaba el acto del dripping, esto forma parte del gesto, de la expresión de la pintura, el estaba en ella, se dejaba llevar pero hasta cierto punto paraba en momentos y analizaba los detalles, esa consciencia estética era lo que le hacia seguir permaneciendo dentro de la comunidad tradicional de los artistas.
El espectador no analiza la pintura de Pollock desde un punto en especifico, la composición es un todo, que va en diferentes direcciones, pero permanece como un ente.
La decisión de Pollock de utilizar lienzos grandes tiene diferentes propósitos, y el principal es dejar que la pintura se convierta no solo en un esquema de lienzo, sino en el ambiente en donde el espectador se encuentra, la confrontación que crea en el espectador con estos lienzos de gran tamaño, es la necesidad de atraer, de hacer parte al individuo de su propia creación, somos participantes en lugar de observadores de la obra.
Lo que se logra es que el arte deja atrás sus restricciones, y su estructuración delimitada por el lienzo.
Ya habiendo llegado a ese punto Kaprow se pregunta que es lo que sigue?
Menciona que hay dos alternativas, la primera es seguir por el mismo rumbo, y la segunda es dejar de hacer pintura, la pintura en su mas puro estado que es lo que buscaban los expresionistas abstractos.
El legado que dejo Pollock, fue dejar todo en un punto en donde se debe tomar en cuenta el espacio, y todo lo que este conlleva.
Los artista de hoy no tienen por que ponerse etiquetas, de pintor, poeta o bailarín, simplemente son artistas, ellos descubrirán de las cosas ordinarias el significado de lo ordinario, y no trataran de hacer lo ordinario extraordinario, sino reflejar el verdadero significado y de la nada verán lo extraordinario y tal vez la misma falta de significado de los objetos ordinarios. Las personas estarán cautivadas u horrorizadas, los críticos estarán confundidos o emocionados, pero ese sentir, para Kaprow seria el futuro del arte en los sesentas.
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